Los cachorros de lobo son ciegos y sordos al nacer y dependen totalmente de su madre. Abren los ojos al cabo de dos semanas, y empiezan a explorar el mundo a su alrededor al cabo de unas diez semanas. Les gusta jugar al escondite, revolcarse por la hierba y cazar pequeños insectos. A la edad de dos años, dejan la manada para empezar la suya.